Guardiola desactiva debates al ritmo que su equipo machaca rivales. El barcelonismo se había pasado el verano discutiendo sobre las consecuencias nefastas que tendría sobre Thiago la llegada de Cesc. Que si el hispano-brasileño y el de Arenys de Mar no eran compatibles. Ante tantas tertulias estériles, llega el primer partido de Liga y Pep Guardiola les coloca juntos sobre el césped. Quizá obligado por las circunstancias, pero juntos, al fin y al cabo.
En 90 minutos dejaron claro que pueden jugar juntos. Si a su lado aparece, además, Leo Messi, el resultado es puro arte. Los tres hablan el mismo idioma, el que también dominan Iniesta, Xavi, Busquets y compañía. La palabra fútbol se queda corta para definir lo que este grupo de jugadores practica. Las cifras de Thiago, Cesc y Leo hablan por sí solas. El primero marcó un gol y dio dos asistencias, Fàbregas hizo el segundo tanto a pase de Messi, que además volvió a lograr un doblete, el número 40 desde que llegó al primer equipo.
Lo de Leo Messi son palabras mayores, mayúsculas, de caja alta. Dio la asistencia, como en Mónaco, para el gol de Cesc y, cuando el marcador reflejaba el 3-0, nadie en el Camp Nou dudaba que el argentino se uniría a la fiesta. Era cuestión de tiempo. Y tardó poco, a los seis minutos del descanso, poco después del gol de Alexis. El quinto gol, el que colocaba la manita definitiva, fue a pase de Thiago. El `10¿ cerró el guateque con un doblete que le permite ser el único futbolista en la historia del Barça que ha llegado a la cifra de 100 goles en el Camp Nou en todas las competiciones y, además, superarla. Leo suma ya, solo esta temporada, siete goles. Como diría Pep Guardiola, “una puta barbaridad”. Arrancó, con las ya famosas chanclas, en el doble enfrentamiento ante el Real Madrid en la Supercopa de España. Marcó tres goles y dio dos asistencias, siendo clave en los cinco goles del Barça en los dos partidos. Abrió el marcador en Mónaco y dio la asistencia para que Cesc lo cerrase. Y ayer lo volvió a hacer, con dos goles y una asistencia. El dato que define lo que es Leo Messi en este equipo es contundente: ha intervenido, de forma directa, en 10 de los 12 goles oficiales que el Barça suma hasta la fecha. O lo que es lo mismo: ha marcado 7 goles y ha dado 5 asistencias. Con números así ya pueden ir pasando los rivales uno por uno. No hay conjunto en el mundo que pueda resistirse al potencial del conjunto blaugrana.
Cesc, por su parte, no es que esté adaptado, es que puede dar ya clases magistrales sobre el sistema de juego del Barça. El de Arenys de Mar es el centrocampista total, que roba balones en defensa, distribuye en el centro del campo y acaba las jugadas. Todo en uno. El 2-0 llegó tras una nueva conexión de Leo Messi, que volvió a leer el desmarque de Cesc a la perfección. Tras driblar al portero, el ex 'gunner' marcó su segundo tanto oficial de la temporada. También anotó en el Gamper ante el Nápoles. La temporada pasada, en su último año en el Arsenal, la cifra total fue de nueve goles. Si sigue a este ritmo, la pulverizará en breve. La cifra adquiere mayor relevancia teniendo en cuenta lo poco que ha jugado hasta la fecha. En total, suma 89 minutos, ni un partido completo, repartidos entre la vuelta de la Supercopa ante el Real Madrid (8), la final de la Supercopa de Europa (12) y el encuentro de ayer (69). Junto a Alexis, además, logró anotar en su debut liguero, algo que habían logrado nombres ilustres como Romario, Stoichkov, Rivaldo, Maradona o Cruyff.
Thiago empezó tibio, pero se soltó en el momento que definió con maestría, y con la zurda, desde fuera del área para abrir el marcador. A partir de ahí, el centrocampista se unió a una fiesta sin matices y exprimió todo su talento para que el resto de sus compañeros lo disfrutaran. Lo hizo Alexis, nada más iniciarse el segundo tiempo, cuando lo dejó solo ante Diego López. El chileno cruzó con sobriedad. Y también lo hizo Leo Messi, que marcó el quinto del partido tras una asistencia de Thiago.
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