La muerte el sábado de un soldado ¿Roberto Marchini, de 28 años¿ en Afganistán sirvió de excusa perfecta. Silvio Berlusconi, presente siempre, sin excepción, en la premiere del Milan a principio de cada temporada, se ausentó ayer de esta jornada como `señal de respeto¿ de acuerdo a una nota facilitada por un portavoz de su gobierno. Así, fue su mano derecha Adriano Galliani, quien encabezó una presentación en la que flotó en el ambiente la multa que tiene contra las cuerdas al dueño del club.
Los 560 millones de euros que un juez ha condenado a pagar a Berlusconi por la disputa empresarial que le convirtió en el dueño del mayor emporio mediático de Italia tiene en jaque al Milan, aunque se quiso pasar de puntillas por el asunto.
“Berlusconi no dejará el Milan” aseguró Galliani, quien quiso tranquilizar a todo el mundo afirmando que el dueño del club “sigue amando a esta sociedad y aunque ha recibido un golpe muy duro está enamorado del Milan”. Lo más importante de su discurso, con todo, fue aclarar que la decisión judicial que le cayó como una bomba no debe provocar el temor en el club: “El Milan va a seguir siendo competitivo. Tenemos una excelente plantilla y los objetivos máximos”.
El mensaje definitivo de Galliani fue claro: “Berlusconi me ha pedido que diga que no sólo se mantiene, sino que se va a quedar en el Milan con entusiasmo”.
La presencia de su hija Barbara, vicepresidenta del club, al lado de Massimiliano Allegri, entrenador del equipo, pretendieron dar una imagen de normalidad... Pero más que la ausencia de algunos cracks con permiso y otros por la Copa América, los rumores del fichaje de Ganso, los cantos a la excelencia ¿”solo el Barça está por encima nuestro”¿ y la ambición, lo que pesó en el ambiente fue la ausencia del patrón. Y el temor respecto al futuro del club.
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