
Cesc Fábregas es el objetivo número uno del Barça. Lo es porque así lo ha decido Pep, pero el técnico azulgrana vuelve a estar con la mosca detrás de la oreja en esta operación que cada vez se parece más a la de la temporada anterior que culminó en fracaso.
Wenger está utilizando la misma táctica que la pasada campaña. Es decir, no habla con el Barcelona. Ni se pone al teléfono ni convoca una reunión. Su táctica es de desgaste y va dejando pasar el tiempo con un Barcelona maniatado. Ése es el gran problema. El club azulgrana no puede moverse en ningún sentido ya que no sabe lo que va a gastarse en el centrocampista del Arsenal.
Si Wenger no da señales de vida, el Barcelona tendrá que cambiar de estrategia. Hasta ahora, todo lo que sabe del Arsenal es por Darren Dein, representante de Cesc. Pero directamente del club inglés, nada.
La nueva estrategia podría pasar por la intervención de Sandro Rosell. El presidente tendría que coger el toro por los cuernos y saltarse directamente a Arsene Wenger y hablar con los propietarios del club londinense. Si no lo hace, el tiempo irá corriendo en favor del Arsenal.
No hay que olvidar que a primeros de julio el Arsenal comienza la pretemporada y si lo hace con Cesc, todo será más complicado. Y lo peor de todo es que el retraso en la operación Cesc también retrasa la de los otros jugadores. Los fichajes de Alexis Sánchez y Rossi están pendientes del Arsenal.
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