Diego Maradona y miles de hinchas de Boca Juniors despidieron a Martín Palermo en su último partido en La Bombonera en un homenaje en el que el delantero argentino no pudo contener las lágrimas.
El colorido y el entusiasmo de los aficionados en los graderíos convirtió en una fiesta el partido ante Banfield (1-1), que convocó a tanto público como el clásico Boca-River disputado el 15 de mayo pasado, que el conjunto local ganó por 2-0 con un gol de cabeza de Palermo.
Delante de unos 50.000 espectadores, Boca Juniors levantó una portería de 'La Bombonera' y se la regaló a Martín Palermo, el máximo goleador de su historia, tras jugar su último partido en ese escenario. "En algún lado lo voy a poner. Esto es especial para mí. Lo voy a disfrutar y nunca voy a olvidar este estadio. Sin Ustedes Boca Juniors no sería lo que es", aseguró Palermo y antes de despedirse dio una vuelta al campo para saludar a la afición.
Por su parte, Maradona regresó al estadio boquense después de varios meses de ausencia en el palco de su propiedad y coreó con la hinchada el apellido del futbolista, como un aficionado más.
Procedente del Estudiantes de La Plata, Palermo fue fichado en 1997, ganó con el equipo boquense 14 títulos de campeón (seis ligas y ocho internacionales). Entre los numerosos hechos curiosos interpretados como "heroicos" por la afición, Palermo marcó su gol número 100 en la Primera División ante Colón, en la ciudad de Santa Fe, minutos después de haberse roto los ligamentos cruzados de la rodilla derecha, y ganó el Boca por 1-2.
"Este momento es único, Me voy más que feliz"
Su récord como máximo goleador en 'La Bombonera' quedó en 129 tantos y la marca como quinto histórico de Argentina en torneos oficiales en 227. "Este momento es único. Me voy más que feliz. Nunca pensé que iba a recibir de parte de la gente una demostración de cariño como ésta. Es muy duro dejar el fútbol, pero ya estaba decidido. Esta semana me voy a preparar para jugar el próximo fin de semana mi último partido, contra Gimnasia y Esgrima", dijo Palermo entre sollozos al terminar el partido.
La obra cumbre de Palermo se produjo en Japón en noviembre de 2000, cuando en menos de lo que canta un gallo marcó dos goles a Iker Casillas y dio la victoria al Boca frente al Real Madrid (2-1) en Tokio, en la final de la Copa Intercontinental.
Hasta 2004 jugó en el Villarreal, Betis y Alavés. Regresó al Boca Juniors y con Alfio Basile como entrenador logró cinco títulos consecutivos. Y si algo quedaba para sellar su marca boquense, en Sudáfrica 2010 marcó con la selección argentina un gol ante Grecia, el primero de un futbolista del Boca Juniors en un Mundial en 80 años.
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